Católicos combativos, no prudentes
Columnas lunes 07 de octubre de 2019 - 02:29
Muchos católicos desconocen la gravedad del momento y sobre todo las
causas del desastre, ignoran cómo los enemigos trabajan de manera incansable y con un programa de acción alarmante y bien organizado. Estos enemigos están venciendo al catolicismo en todos los frentes. Combaten en las calles, en las plazas, en la prensa, en los talleres, en las fábricas, en los hogares.
Se trata de una batalla generalizada, tienen desenvainada su espada y desplegados sus batallones en todas
partes. Esto es un hecho. Cristo no reina en las escuelas, en el Congreso, en los libros, en las universidades, en la vida pública y social de la Patria. Quien reina allí es el demonio. En todos aquellos ambientes se respira el hálito de Satanás.
Y nosotros, ¿qué hacemos? Nos hemos contentado
con rezar, ir a la iglesia, practicar algunos actos de piedad, como si ello bastase «para contrarrestar toda la inmensa conjuración de los enemigos de Dios». Les hemos dejado a ellos todo lo demás, la calle, la prensa, la cátedra en los diversos niveles de la enseñanza. En ninguno de esos lugares han encontrado una oposición seria. Y si algunas veces hemos actuado, lo hemos hecho tan pobremente que puede decirse que no hemos combatido.
Hasta ahora casi todos los católicos sólo hemos pedido
a Dios que Él haga, que Él obre, que Él realice, que haga algo o todo por la suerte de la Iglesia en nuestra Patria.
Y por eso nos hemos limitado a rezar, esperando que
Dios obre. Y todo ello bajo la máscara de una presunta «prudencia». Necesitamos la imprudencia de la osadía cristiana.
Los católicos de México, han vivido aislados, sin solidaridad, sin cohesión firme y estable. Ello alienta al enemigo… Más aún, no son pocos los católicos que se atreven
a llamar imprudente al que sabe afirmar sus derechos en presencia de sus perseguidores. Es necesario que esta situación de aislamiento, de alejamiento, de dispersión nacional, termine de una vez por todas, y que a la mayor brevedad se piense ya de una manera seria en que seamos todos los católicos de nuestra Patria no un montón de partículas sin unión, sino un cuerpo inmenso que tenga un solo programa, una sola cabeza, un solo pensamiento, una sola bandera de organización para hacerles frente a los perseguidores”.
Estas palabras proféticas del beato Anacleto González,
un laico valiente, pronunciadas hace 90 años, parecen dichas ayer, nos amenaza el debilitamiento de la verdad católica, el miedo a ser cristianos en público, la aprobación de leyes inmorales y criminales como el aborto, la eutanasia, la ideología de género, la legalización de las drogas y la prostitución, y por prudencia, que algunos pastores cobardes alientan, no hacemos nada, nos quedamos pasmados mientras los secuaces de Satanás actúan con organización y eficacia. Es hora de despertar, y de empezar a actuar, pues con el demonio no se dialoga, se le combate, y con la ayuda de Dios se vence.
•Sacerdote y exvocero de la Arquidiócesis de
México.
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/CR
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