El padrón electoral y la credencial para votar
Columnas jueves 30 de marzo de 2023 - 01:00
Secretario de la Comisión Nacional de Vigilancia del INE
Hasta hace unos días me encontraba participando en el proceso de selección de consejerías del Consejo General del INE, el cual me ha dejado profundas enseñanzas; entre ellas, la de difundir la gran cantidad de procedimientos y actividades que realiza el organismo electoral federal y la complejidad aparejada, incluyendo los recursos que se requieren.
Durante el proceso de entrevistas se me formularon preguntas que cuestionaban los costos del contrato de producción de credenciales y la posesión de la información registral electoral por parte del INE, lo que obliga a precisar cómo se construye el padrón electoral y la doble función que tiene la credencial para votar en México.
Hasta las elecciones de 1988, el padrón electoral era confeccionado por juntas municipales, es decir, por el gobierno. Las acusaciones de integración sesgada proliferaban en la oposición. Empadronamientos selectivos, rasurados, registros de ciudadanos fallecidos o migrantes, son sólo algunas de las inconsistencias señaladas.
En 1990, con la creación del Instituto Federal Electoral, se decidió crear un padrón de electores base cero, es decir, literalmente se tiraron los registros previos y se inició la integración de uno nuevo, al principio basado en el principio de buena fe, que consistía en confiar en la información que proporcionaba la ciudadanía de manera directa, algunas veces permitiendo el cotejo con las actas de nacimiento, otras solo con su dicho.
Este padrón fue evolucionando y también sus procedimientos para conformarlo, requiriendo desde hace algunos años la presentación del acta de nacimiento, una identificación oficial con fotografía, un comprobante de domicilio para ubicarlo en una sección electoral y la captación de información biométrica para individualizar el registro electoral.
Este proceso garantiza que la ciudadanía solo cuente con un registro electoral y una credencial con fotografía, pero también, que nadie pueda hacer uso indebido de su información y su identidad.
De esta manera, la credencial expedida por el INE tiene un doble carácter, sirve como instrumento para ejercer el sufragio, utilizar para identificarse y, por tanto, para comprobar la identidad, lo que permite asegurar el ejercicio de estos derechos de los titulares y evita la usurpación de identidad por terceros.
Por otro lado, pero no menos importante, es el costo actual de cada credencial que no rebasa los 13 pesos por cada plástico, que resulta sumamente razonable considerando las medidas de seguridad que incluye.
Lo que aumenta los costos son los procesos involucrados para hacer llegar las credenciales a lugares cercanos y accesibles para la ciudadanía, la captación de trámites, su procesamiento, el cuidado de la información y el envío de las micas, lo que aunado a su gratuidad, la convierte en un instrumento democratizador, pues se accede a ella sin distinción de ningún tipo, incluyendo el nivel de ingreso de las personas.
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/CR
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