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El increíble secreto de lana colombiana en la misión del Apolo XI

El increíble secreto de lana colombiana en la misión del Apolo XI

Global sábado 05 de octubre de 2024 -

Entre las muchas historias que rodean a la llegada del hombre a la Luna, hay una realmente sorprendente, casi imposible de creer, pero completamente real: el Apolo XI, la nave que llevó a Neil Armstrong al satélite terrestre y capturó la atención de todo el mundo durante días, tenía su interior recubierto con lana colombiana. Este peculiar material fue producido por Raquel Vivas, una mujer de Floresta, Boyacá, quien lo fabricó y envió en cargamentos ultrasecretos. Además, en plena Guerra Fría, Vivas colaboraba con el programa espacial ruso.

Andrés Quintero, un artista de la Universidad Nacional, fue quien descubrió esta historia mientras investigaba en la hemeroteca de la Biblioteca Nacional. Durante su búsqueda, llegó hasta el pueblo de Raquel Vivas y encontró un museo dedicado a ella, además de un traje de astronauta ruso en exhibición. "Mi intención era buscar el punto de conexión entre la alta tecnología y la tecnología campesina", explicó Quintero, quien recibió una beca de investigación para emprender este fascinante viaje.

Una de las piezas clave de su investigación fue un artículo de EL TIEMPO del 8 de julio de 1969, en el cual se relataba la historia de Vivas y su contribución al Apolo XI. Vivas no solo exportó su lana para la NASA, sino también para el avión presidencial de Richard Nixon. Además, Quintero descubrió una conexión personal: las ovejas que suministraron la lana provenían de su pueblo, Güicán de la Sierra, en Boyacá.

Quintero, quien tiene una apariencia joven, usa grandes gafas que ocultan la mitad de su rostro. Aunque no parece un hombre particularmente fuerte, sus videos muestran que es un experto en la alta montaña, lo cual le ha permitido soportar el clima extremo de Güicán de la Sierra, un lugar que se encuentra a casi 3,500 metros sobre el nivel del mar. "No puedo creer que mi pueblo no sea un referente nacional, tan conocido como el Nevado del Ruiz o la Sierra Nevada de Santa Marta", afirmó Quintero, quien decidió regresar a su lugar de origen al enterarse de la increíble historia de la lana de las ovejas que llegó a la Luna.

El terreno de Güicán combina glaciares y páramos, lo que resulta en un cruce de pisos térmicos extremos. Quintero descubrió que las ovejas que usaba Raquel Vivas eran criadas por campesinos que habían logrado adaptarlas a condiciones de más de 5,000 metros sobre el nivel del mar. Estas ovejas descienden de las famosas Romney Marsh del condado de Kent, en Inglaterra, pero la vida en las alturas extremas de Boyacá y la alimentación ocasional con hojas de frailejón las convirtieron en algo especial: una suerte de ovejas endémicas con lana no inflamable. Esta característica fue la que impresionó a la NASA, que buscaba el mejor material para proteger a Neil Armstrong, Buzz Aldrin y Michael Collins en su travesía a la Luna. Raquel Vivas, en la nota de EL TIEMPO, comentó que "el espacio se iba a llenar con el olor de la lana de Colombia".

Así, una historia que parece de ficción se convierte en una fascinante realidad: lana colombiana, producida en un pequeño pueblo de Boyacá, fue un elemento clave para una de las misiones más importantes de la historia de la humanidad.

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FT/CR

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