AFP
"Los ojos del mundo entero están hoy vueltos hacia el Norte." En manos del general de brigada canadiense Daniel Rivière hay un mapa redondo centrado en el Ártico. Esta región, que antaño era considerada un simple desierto helado, hoy se considera una nueva frontera.
A medida que el hielo se derrite, los riesgos geopolíticos, económicos y estratégicos aumentan, y hay muchos actores involucrados: Rusia, Estados Unidos, China, explica el hombre que comanda la Fuerza de Tarea Conjunta en el Alto Norte de Canadá.
Esta nueva realidad supone un verdadero desafío para Canadá, ya que la región representa el 40% de su territorio y el 75% de su litoral. En este contexto, Ottawa acaba de anunciar un refuerzo de su presencia militar y diplomática.
Es fundamental que Canadá no se quede atrás, afirma Rivière, porque "el Paso del Noroeste se convertirá en una arteria comercial de primer orden" y, a eso, está "el cambio climático, el mayor peligro en estos momentos".
Lo que está en juego es el acceso al petróleo, al gas y a los minerales, así como a los recursos pesqueros.
El gobierno canadiense está considerando enviar nuevos buques patrulleros y destructores, rompehielos y submarinos capaces de operar bajo los casquetes polares, así como un mayor uso de aviones y drones.
Todo este costoso equipo debe adaptarse a condiciones extremas.
En los enormes hangares de Yellowknife, justo debajo del Círculo Polar Ártico, donde se encuentra la base principal del Ejército canadiense para el Extremo Norte, hay aviones capaces de aterrizar en un lago helado, equipos diseñados para filtrar el agua salada de la capa de hielo y tiendas de campaña especialmente diseñadas para temperaturas de -50ºC.
"Nuestros ejercicios sirven para afirmar la soberanía de nuestras fronteras y de nuestro territorio, y también para transportar recursos", explicó a la AFP Marlon Mongeon mientras pilotaba un Twin Otter, un avión utilizado para transportar material.
Abajo, grandes extensiones de nieve hasta donde alcanza la vista, poca presencia humana, muchos bosques y lagos helados.
- "Los ojos y oídos de Canadá" -
Para vigilar esta zona, el gobierno, que sólo dispone de un puñado de bases militares, utiliza también un modelo único: los Rangers canadienses.
Algunos abogan por aumentar su número. Conocidos como "los ojos y oídos de Canadá en el Norte", estos grupos de reservistas están repartidos por todo el Ártico en comunidades remotas y actúan como puntos de apoyo para los militares.
Su misión: monitorear más de 4 millones de kilómetros cuadrados y compartir conocimientos sobre la supervivencia en esta región inhóspita.
Han patrullado las zonas más remotas del país desde el comienzo de la Guerra Fría a finales de la década de 1940, cuando los militares se dieron cuenta de que el Ártico era un punto vulnerable.
"Para el ejército canadiense, los Rangers representan la posibilidad de disponer de una fuerza de reserva en cada comunidad, capaz de intervenir rápidamente", explica Paul Skrypnyk, del 1er Grupo de Patrulla Ranger Canadiense.
“Las cosas pueden ir muy mal muy rápidamente en el Ártico, por lo que contar con gente que conozca la región es muy importante, incluso vital”, añade Les Paulson, también miembro de los Rangers.
Esto es aún más relevante a medida que el hielo se derrite y el Paso del Noroeste, la ruta marítima que conecta los océanos Atlántico y Pacífico a través del archipiélago ártico canadiense, se vuelve cada vez más accesible.
El aumento del tráfico, incluido el turismo, también está llevando a Canadá a revisar su capacidad para responder ante un accidente o emergencia en la región.
Por eso se está intensificando el entrenamiento en Yellowknife para prepararse para operaciones a gran escala en el Extremo Norte. Uno de los requisitos es saber cómo reaccionar en caso de caer al agua bajo cero.
Para el guardabosques Thomas Clarke, todavía empapado después de sumergirse en un agujero en el hielo, es importante no olvidar que "la Madre Naturaleza es la mayor amenaza hostil" en el Alto Norte.
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