Por Ariana Altuve
Durante mucho tiempo pensé que sentirme agotada todo el día, hinchada y con cambios de humor, era simplemente parte de ser mujer. Me tomó años —y muchas visitas médicas— darme cuenta de que todo tenía una raíz común: mis hormonas estaban fuera de balance.
Y cuando las hormonas no están funcionando como deberían, absolutamente todo se desajusta: desde la digestión hasta la piel, el estado de ánimo, la energía, el ciclo menstrual, el peso y el apetito.
Aquí te cuento algunas señales que viví (y que muchas veces pasamos por alto):
Cambios de humor: Un día me sentía súper motivada y al siguiente no quería salir de la cama. No entendía por qué, hasta que el médico descubrió que mis niveles de cortisol (la hormona del estrés) estaban por las nubes. Y eso no solo afecta el estado de ánimo, también interfiere con el sueño y la digestión.
Dificultad para manejar el peso: Por más saludable que comiera, me sentía hinchada, y como la insulina se eleva, tendemos a creer que necesitamos más azúcar de la que realmente necesitamos. Esto muchas veces está relacionado con la insulina, una hormona clave en el metabolismo. En mi caso, fue una de las pistas que me llevó a descubrir que tenía síndrome de ovario poliquístico (PCOS).
Ciclos menstruales irregulares: El ciclo no solo llega a ser irregular, también viene acompañado de cólicos intensos, cambios en la piel y fatiga. Aunque siempre me dijeron que era “normal”, aprendí que cuando las hormonas (estrógeno, progesterona, testosterona) no están balanceadas, el ciclo lo refleja claramente.
Caída de pelo o cambios en la piel: Una de las cosas que más me frustraba era ver mi pelo debilitándose y mi piel cambiando sin razón. En mi caso, la testosterona estaba más alta de lo normal, lo cual es típico en quienes tienen PCOS.
¿Qué hice para empezar a equilibrarlas?
Primero, cambié la forma en que veía mi cuerpo. En vez de luchar contra él, comencé a escucharlo. Algunos de mis pasos clave fueron la suplementación consciente con magnesio, vinagre de manzana, probióticos y otros. Pero lo más importante fue hacerme análisis de sangre para saber exactamente qué necesitaba, entre ellos panel hormonal completo — estrógeno, progesterona, testosterona, LH, FSH—; cortisol (AM y PM), insulina y glucosa en ayunas, hormonas tiroideas, vitaminas D y B12, hierro y ferritina, y perfil lipídico y de inflamación.
Los exámenes me ayudaron a entender qué me estaba afectando exactamente y cómo suplementar de forma personalizada, no a ciegas, y siempre con ayuda médica. Así que animo a todas las mujeres a consultar a un profesional de la medicina ante cualquiera de los síntomas descritos aquí.
* Ariana Altuve es coach holística de salud y creadora de contenido. Lidera proyectos de bienestar y estilo de vida, para que otras mujeres entiendan que no están solas. IG: @ariannaaltuve