Claudia Bolaños
El Régimen de Incorporación Fiscal (RIF), ofrecido a los pequeños comerciantes durante la administración del Presidente Enrique Peña Nieto, el cual abarcó 10 años de duración, llegará a su fin el próximo 2024, por lo que
el Consejo para el desarrollo del Comercio en Pequeño y la Industria Familiar pidió al Gobierno Federal abrir mecanismos flexibles, para que se evite que más comerciantes pasen a la informalidad como una forma de sobrevivencia.
El consejo explicó que el RIF fue diseñado como una estrategia para que los pequeños comerciantes dejaran el sistema de cuota fija y aprender una serie de procedimientos, cálculos y calendarios establecidos para pagar impuestos de manera más real y responsable.
Cuando se implementó, se indicó que ese régimen sería transitorio, por diez años que ya se cumplen, y en este tiempo, los comerciantes tomarían experiencia y los conocimientos para hacerse de una cultura contributiva, con la ventaja de empezar en el primer año pagando cero, pero presentando los trámites respectivos hasta llegar al décimo año pagando el 100 por ciento de las contribuciones.
Al pequeño comercio se ofreció que al pasar de la cuota fija al RIF, tendrían una serie de beneficios que supuestamente compensaban el incremento de la contribución, pues era del todo previsible que bajo el nuevo régimen se incrementaban los pagos a la hacienda pública sin ocupar contadores o gestores, se tendría seguridad social y préstamos de la banca de desarrollo.
No obstante, no se lograron esas metas.
“En un primer balance del RIF, consideramos como aspectos positivos que su instrumentalización ayudó a filtrar la base de datos para que muchas empresas y comercios que no cumplían con las características del pequeño establecimiento en aquel momento, fueran incorporadas al régimen general. Otro punto positivo es que el RIF nos permitió impulsar entre el pequeño comercio la cultura del pago de impuestos como una de las principales características de la formalidad”, indicaron en un comunicado.
“En las valoraciones negativas, consideramos que un régimen que pone en el mismo saco contributivo a grandes empresas junto con los pequeños y micro negocios -que son más vulnerables a sufrir impactos por los cambios del mercado-, no es sano. Las micro y pequeñas empresas tienen características de deben ser atendidas por las autoridades sin que ello represente inequidad.
Y tampoco se cumplió con la simplicidad de los trámites, por lo que desde que se constituyó y más hoy en día, es necesario pagar los servicios de contadores. Los comerciantes de nuestro sector tienen claro que es fundamental contratar los servicios profesionales si es que quieren mantenerse vigentes en el pago de impuestos.
Sobre los ofrecimientos de seguridad social, atención médica en el IMSS, créditos de INFONAVIT, préstamos, etc., no hubo entre el sector ningún caso se conociera.
Ante el final del RIF, el pequeño comerciante tiene 3 alternativas: Quedar se en el Régimen General de Ley con las desventajas de las cargas impositivas que tiene o buscar pasarse al nuevo Régimen de Confianza. Para ello, la autoridad tendría que abrir una nueva etapa de solicitudes.
O también podrían buscar la informalidad como un mecanismo de subsistencia.
Ante ello, los sectores del comercio en pequeño dijeron que esperan, tanto de la autoridad fiscal como de los legisladores, la sensibilidad necesaria para entender que luego del cierre de la economía que tuvimos durante el 2020, 2021 y parte del 2022, así como la crisis económica por la inflación, se rompió la regularidad fiscal de un amplio sector del comercio en pequeño.