El comercio de esmeraldas en Colombia, reconocido mundialmente por la calidad excepcional de sus gemas pero también marcado por una historia de violencia, ha vuelto a ser sacudido por un trágico suceso. El asesinato de Juan Sebastián Aguilar, un prominente comerciante de esmeraldas de 58 años, ha generado un nuevo golpe a la reputación del sector y ha levantado serias especulaciones sobre la posible implicación de poderosos grupos criminales más allá del negocio de las joyas.
Aguilar fue abatido por un disparo en el pecho, ejecutado por un francotirador profesional que, según reportes, esperó durante varios días en las montañas que rodean la lujosa residencia del comerciante en el norte de Bogotá. El ataque, que parece sacado de una película, concluyó con la huida del tirador a caballo hacia las frondosas montañas, dificultando así los esfuerzos de la policía para rastrear su paradero.
A primera vista, la muerte de Aguilar podría interpretarse como un ajuste de cuentas entre rivales del comercio de esmeraldas. Sin embargo, la complejidad y precisión del ataque han llevado a expertos y medios de comunicación a considerar la posibilidad de que grupos criminales más grandes, como organizaciones de narcotráfico o de lavado de dinero, estén detrás del atentado.
Petrit Baquero, autora de "La Nueva Guerra Verde", un libro que explora los vínculos entre los barones de las esmeraldas y el crimen organizado en Colombia, declaró a InSight Crime que este asesinato parece ser parte de un ajuste de cuentas no entre comerciantes de esmeraldas, sino entre narcotraficantes. Según Baquero, Aguilar se había convertido en una figura poderosa, rodeado de un considerable dispositivo de seguridad. "Quien decidió atentar contra él utilizó personas entrenadas en el ejercicio de la violencia, armas de guerra y no solo un sicario en una moto – fue un golpe altamente profesionalizado", explicó.
Este no fue el primer intento de asesinato contra Aguilar. El año pasado, sobrevivió a un ataque que estuvo cerca de costarle la vida, lo que ha llevado a los investigadores a considerar la posibilidad de que el mismo agresor esté detrás de ambos atentados. Aunque es probable que el asesinato esté relacionado con el comercio de esmeraldas, las fuentes consultadas por InSight Crime se muestran escépticas ante la idea de una nueva ola de asesinatos por encargo, similar a la "Guerra Verde" de los años 80, y sugieren que hay otros elementos criminales involucrados.
El comercio de esmeraldas en Colombia tiene más de 500 años de historia, desde la época de la colonia española, pero ha estado marcado por la violencia y los conflictos. En particular, las "Guerras Verdes" de los años 80 dejaron un saldo de aproximadamente 6.000 personas muertas en enfrentamientos entre clanes mineros y grupos paramilitares que luchaban por el control de las lucrativas regiones esmeralderas de Boyacá, a unos 150 kilómetros de Bogotá.