A tan solo 30 kilómetros al este de Bogotá, dos comunidades enfrentan desde principios de 2024 una grave crisis hídrica provocada por una prolongada sequía que afecta la cuenca de la capital colombiana. Los habitantes de la comunidad rural de Buenos Aires Bajo, cerca de La Calera, tienen acceso al agua solo cinco horas al día. En Santa Helena, la situación es aún más crítica, ya que los residentes han tenido que pagar por el agua que proviene de sus propias tierras.
La crisis ha sido exacerbada por denuncias que sugieren que Coca Cola Femsa, uno de los mayores productores de bebidas azucaradas en Colombia, estaría extrayendo miles de litros de agua de la misma zona para sus operaciones en la planta Manantial, según una investigación del portal colombiano Vorágine. Esta situación ha sido descrita como un caso de acaparamiento de agua, un problema que se repite en otras ciudades colombianas.
Santiago Salinas, del colectivo de abogados José Alvear Restrepo, documentó en un informe publicado en 2022 que situaciones similares han afectado a otras regiones del país. Salinas explica que el acaparamiento se refiere a la priorización de usos industriales del agua, como la producción de bebidas endulzadas, en detrimento de su uso para necesidades humanas básicas y agricultura.
“Existe un mandato claro a privilegiar los usos humanos relacionados con la alimentación y la agricultura en el aprovechamiento del recurso hídrico. Entendemos por acaparamiento aquellas situaciones en las que otros usos industriales amenazan el acceso de las poblaciones para su consumo y garantía del derecho”, afirma Salinas a RFI.
En el departamento del Cauca, por ejemplo, que cuenta con abundantes recursos hídricos, se han instalado plantas productoras de bebidas azucaradas, y en municipios como Tocancipá, donde también operan embotelladoras importantes, el costo del agua para usos industriales es hasta 70 veces menor que el precio para los residentes locales.
Frente a estas preocupaciones, la autoridad ambiental local de Cundinamarca ha prometido llevar a cabo un estudio hidrológico para evaluar el consumo de agua en la región y determinar si hay suficiente recurso disponible para la población. Sin embargo, hasta el momento, Coca Cola Femsa no ha emitido una respuesta oficial a las acusaciones.
La crisis en Cundinamarca subraya un problema creciente en Colombia, donde la competencia por recursos hídricos entre usos industriales y necesidades básicas plantea serios desafíos para la gestión sostenible del agua.