Columnas
Wall Street se desplomó la semana pasada, algunas versiones señalan que lo perdido en esos días alcanzó los 9 billones de dólares, otros menos "amarillistas" dirían por ahí, señalaron que "solo" se perdieron 6 billones de dólares, es decir 3 billones de dólares menos; a veces las cifras las tratamos como si fueran cacahuates, incluso si nos referimos al dinero.
Pero no es así, las cifras en la mayoría de los casos son contundentes y muestran con crudeza lo que sucede, tal como señalaba cierto cronista, "la frialdad de los números".
Ya sean 6 billones o 9 billones de dólares, lo que tenemos enfrente es terrible, la caída del mercado de valores de Nueva York ya quedó escrita como una de las más importantes de si historia, sin tomar todavía características de un crash, crack o como usted quiera llamale, aunque no sabemos si estamos a las puertas.
Dimensionar las mismas cifras siempre nos ayudan a tomar conciencia de lo que hablamos; si fueron 6 billones o 9 billones, ambos datos son muy muy superiores al valor de la economía mexicana, que vale alrededor de 1.8 billones. Si fueron "solo" 6 billones de dólares los que se perdieron la semana pasada, eso significa que se perdieron el equivalente a 3,33 veces el valor de nuestro país; si por el contrario, se perdieron 9 billones de dólares, eso quiere decir que la semana pasada los inversionistas en Wall Street perdieron 5 veces el valor de la economía de nuestro país, de ese tamaño.
La caída de Wall Street, el desplome bursátil de la semana pasada, uno de los más importantes de su historia, tiene nombre y apellido: Donald Trump.
Pero a diferencia de cuando en la mayoría de los casos las causas de los desplomes bursátiles son factores coyunturales o desajustes estructurales en alguna economía o mercado global relevante, ahora el causante del desastre bursátil lo hizo con todo propósito, sabía lo que hacía y además con esa intención lo hacía.
Estamos en una nueva era, no entienden que no entienden que Trump quiere construir un nuevo orden mundial, no sabemos si mejor o peor, pero son duda que pretende pasar a la historia como el autor y referente de un periodo histórico, no deja de ser populista y como bien populista se siente tocado por dios, o por la historia, vaya que lo sabemos.
En esta nueva era la primera gran víctima será el comercio global, pero no nos engañemos no será la única, de hecho ni siquiera las bolsas de valores pueden asumirse como víctimas ya que ellas solamente son reflejo del sentimiento del mercado mundial, ya lo advirtió JP Morgan al señalar que el riesgo de recesión se ha incrementado notablemente.
Que quede claro, ningún populista con poder en el mundo se toca el corazón para imponer su agenda, por las buenas o por las malas, lo visto la semana pasada es la prueba contundente, por encima de una recesión, por encima del regreso de la inflación, por encima de lo que piensen o hagan los capitales, está la agenda del iluminado.
Si la inflación va a causar estragos en la población estadounidense allá ella; si el mundo es azotado nuevamente por una recesión como la de 2020 pues qué lástima, no importa nada más que la voluntad del señor, así son los populistas, así son los
"tocados por la mano de dios", si lo sabremos los mexicanos después de seis años, aunque a una inmensa mayoría se les olvida cada que estiran la mano.