En un nuevo gesto espontáneo, el papa Francisco apareció sin previo aviso en la Basílica de San Pedro, saludando a dos restauradores que finalizaban los trabajos en la tumba del papa Urbano VIII. Esta intervención se convierte en la tercera aparición sorpresiva del pontífice en menos de una semana.
Los restauradores estaban concluyendo una restauración que tomó varios meses cuando el papa, convaleciente y en silla de ruedas, se presentó en el lugar. En días previos, Francisco ya había emocionado a los presentes durante una misa Jubilar para los enfermos, y había sostenido una audiencia privada con el rey Carlos III y la reina Camilla. El jueves, realizó este recorrido inesperado por la basílica.
“No sabíamos si podíamos acercarnos a él. Lo saludamos desde lejos”, relató Lorena Araujo Pinheiro, mientras se presentaban los resultados del tercer y último proyecto de restauración en el marco del Año Santo Jubilar, una tradición eclesiástica que invita a los fieles a peregrinar a Roma. Luego de unos instantes, el papa y su pequeño grupo de acompañantes les hicieron señas para que se aproximaran.
“Nos agradeció muchas veces por el trabajo", expresó Michela Malfatti. "Luego me preguntó si podía tomar mi mano porque las suyas estaban frías. Fue muy dulce con nosotros”.
El Vaticano explicó que Francisco se encontraba tomando aire fuera de su residencia en la Domus Santa Marta, donde guarda reposo tras una grave neumonía, y solicitó ser llevado a la Basílica para rezar. Actualmente se encuentra en su tercera semana de descanso médico, con indicaciones de evitar grandes concentraciones de personas.
Durante su visita, también saludó a fieles presentes por la misa o que acudían a cruzar la Puerta Santa. En un video difundido en redes sociales, se le observa usando una camisa blanca de manga larga y una manta tipo poncho sobre el pecho, mientras saluda afectuosamente a un niño y luego a un bebé.
La restauración de las tumbas papales esculpidas por Gian Lorenzo Bernini (Urbano VIII) y Guglielmo della Porta (Pablo II) concluyó el mismo día de la visita del pontífice. Fue la tercera fase de un proyecto que también incluyó la restauración del dosel del altar mayor y del monumento de bronce dorado que sostiene el trono de San Pedro, según explicó Pietro Zander, jefe de necrópolis y patrimonio artístico de la Fabbrica di San Pietro.
Zander afirmó que ahora las tumbas lucen más “resplandecientes”. Un detalle importante fue la remoción de un paño esculpido sobre el pecho de la figura femenina de la tumba de Urbano VIII. Representa a “Caridad”, una alegoría que muestra a una mujer apartando a un niño saciado para alimentar a otro llorando.
“Se decidió liberarla de este velo, y no me parece que sea algo ofensivo", señaló Zander. “La malicia siempre está en los ojos de quien mira”.
El Vaticano también aprovechó para presentar una nueva iluminación en la necrópolis bajo el altar principal, y rampas de piedra agregadas como medida de seguridad para facilitar evacuaciones en caso de emergencia.
La inesperada visita del papa fue interpretada como un gesto significativo.
“Lo tomamos como una bendición del final del trabajo”, concluyó Zander.