A solo un mes del inicio formal de las negociaciones sobre el salario mínimo para 2025, la tensión entre el gobierno y los sindicatos comienza a aumentar. Las posturas de ambas partes están claramente delineadas y auguran una discusión acalorada. Mientras que el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, plantea un aumento de un solo dígito, los sindicatos exigen un incremento superior al 10%.
Bonilla ha enfatizado que el ajuste del salario mínimo debe ir acorde con la inflación, que ha mostrado una tendencia a la baja en 2024, alcanzando un 5,8% en septiembre. De acuerdo con la ley, el salario mínimo debe ajustarse según la inflación y también tener en cuenta la productividad. Por ello, el gobierno considera que un aumento moderado es más razonable en este contexto.
Por otro lado, los sindicatos, representados por líderes como Fabio Arenas, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), insisten en la necesidad de un aumento significativo. Arenas ha argumentado que, debido al costo de vida y las condiciones económicas actuales, un ajuste sustancial es fundamental para mejorar el poder adquisitivo de los trabajadores.