En el 2014, el continente asiático quedó en la incertidumbre por el vuelo 8501 de la aerolínea indonesia AirAsia, que se estrelló en las aguas de la isla de Borneo.
Fue a las 7 con 24 minutos del 28 de diciembre de 2014 cuando la aeronave que transportaba a 16 niños y un bebé proveniente de Indonesia y con destino a Singapur perdió comunicación con la torre de control, cuando sobrevolaba el mar de Java.
Por el mal tiempo, el piloto solicitó a la torre de control elevarse hasta los 11 mil 600 metros de altura para evitar los bancos de nubes de una tormenta; este hecho fue negado debido al tráfico aéreo.
Al llegar a los 9 mil 750 metros se perdió la comunicación.
Según un dictamen del Comité Nacional de Seguridad del Transporte de Indonesia, hubo una falla en el sistema del control del timón en el avión.
Una grieta en una junta soldada en un circuito electrónico era la falla, que hacía sonar una alarma.
Durante el vuelo 8501 esa alarma sonó cuatro veces, pero un miembro de la tripulación que se saltó las recomendaciones, retirando un interruptor del circuito, apagando el piloto automático.
Sin el piloto automático y sin comunicación, aunado al mal clima, los pilotos intentaron maniobrar, pero, en 30 segundos con un ascenso muy empinado para el avión, perdieron el control hasta que cayeron en picada.
El mal tiempo y noche dificultaron las labores, hasta diciembre del 2015 con un total de 40 cuerpos encontrados de los 162.
Las autoridades recomendaron a la aerolínea entrenar de mejor forma a sus pilotos para superar situaciones complicadas como es la inclinación superior a los 45°, junto a otras 51 medidas de seguridad.
Imagen: Captura de pantalla