Según un reportaje de The New York Times, los cárteles mexicanos comenzaron a reclutar estudiantes de química de universidades locales para potenciar la fabricación de fentanilo. Los criminales buscan jóvenes con talento académico y conocimientos avanzados, prometiéndoles salarios atractivos a cambio de trabajar como "cocineros" en laboratorios clandestinos.
Los reclutadores infiltran universidades haciéndose pasar por conserjes o acercándose a círculos sociales de estudiantes destacados, investigando su entorno personal para determinar su disposición a colaborar. Entre las ofertas destacan salarios iniciales de hasta mil dólares, sumas que muchos estudiantes aceptan debido a la necesidad económica, como apoyar tratamientos médicos de familiares o ayudar a sus hogares.
Estos estudiantes desempeñan funciones críticas, desde dirigir experimentos para mejorar la potencia de la droga hasta sintetizar compuestos químicos que permitan a los cárteles reducir su dependencia de precursores importados, especialmente de China. Además, algunos estudiantes, incentivados por promesas de apoyo financiero, incluso se matriculan en materias específicas para aprender técnicas relacionadas con la fabricación de drogas sintéticas.
La estrategia de los cárteles no solo fortalece su control sobre la producción, sino que incrementa la preocupación en Estados Unidos. Autoridades del país vecino han advertido que esta práctica podría desencadenar una nueva fase en la crisis del fentanilo, aumentando tanto la mortalidad como la dependencia en los consumidores. Exfuncionarios y expertos subrayan que esta droga, más potente y barata, se está consolidando como una amenaza prioritaria para la salud pública.
Mientras tanto, el expresidente Donald Trump ha reiterado su compromiso de intensificar la lucha contra el tráfico de fentanilo si regresa al poder, marcando un punto central en su agenda política. Este esfuerzo se suma a los intentos previos de detener el flujo de esta droga hacia Estados Unidos, aunque los resultados han sido limitados frente a la creciente sofisticación de los cárteles mexicanos.
Foto por Cuarto Oscuro