AFP
El gobierno colombiano y la 'Segunda Marquetalia', uno de los grupos disidentes de las FARC, iniciaron este lunes (24) en Caracas una mesa de negociaciones de paz, la tercera impulsada por el gobierno de izquierda de Gustavo Petro.
En este primer proceso, que se extenderá hasta el sábado, participarán siete delegados del Gobierno y otros siete de la organización insurgente comandada por el ex número dos de la extinta guerrilla, conocido como Iván Márquez.
"Pretendemos desarrollar los temas específicos de la agenda de diálogo de paz, definir los protocolos de negociación y anunciar las primeras decisiones sobre medidas y acciones para contribuir al avance de la desescalada del conflicto y los avistamientos territoriales para la paz", indicó un comunicado conjunto Declaración leída en el acto inaugural.
Las negociaciones generan resistencia porque debilitan el acuerdo de paz firmado con esta guerrilla en 2016.
"Tuvieron la oportunidad. Creo que el camino que les queda es el de la sumisión", dijo el senador Humberto de la Calle, jefe negociador del gobierno del premio Nobel de la Paz Juan Manuel Santos en el acuerdo de 2016.
Petro, que también negocia con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), inició en octubre pasado negociaciones con el Estado Mayor Central (EMC), que quedaron estancadas por divisiones internas dentro de este bloque de disidencias.
A negociação se inicia depois da assinatura, também em Caracas em 5 de junho, de um documento fundacional focado em "promover trocas e reformas democráticas para a paz, na qual as populações e os territórios sejam a prioridade, fortalecendo a mobilização social", segundo el Gobierno.
El documento menciona la creación de comisiones de negociación para lograr una "desescalada del conflicto, la construcción de territorios de paz", así como la asistencia a las víctimas.
"No está claro que el seudónimo Iván Márquez o Segunda Marquetalia estén buscando un camino hacia la política", explicó a la AFP Francisco Javier Daza, investigador de la Fundación Paz y Reconciliación (PARES).
A diferencia de las negociaciones que desembocaron en el acuerdo de 2016, este organismo "busca una desescalada de la violencia en los territorios en los que opera: la idea de llegar al poder, al poder estatal, no aparece en la agenda de lo que será negociado".
Antes del inicio del diálogo, el comandante de las Fuerzas Militares de Colombia, general Helder Giraldo, anticipó "aproximaciones" para alcanzar un alto el fuego bilateral.
- "Vieja guardia" -
El documento de Caracas está firmado por Iván Márquez, quien era el segundo hombre más importante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) cuando esta guerrilla firmó la paz para convertirse en partido político.
Luciano Marín, su nombre real, fue el principal negociador de los rebeldes y permaneció en el proceso algunos años después de la firma, pero desertó y en 2019 reapareció en un vídeo en el que anunciaba una nueva revolución armada.
En 2023, la prensa local especuló sobre su muerte en Venezuela tras un atentado. El gobierno de Petro anunció que se encontraba en el país recuperándose de sus heridas.
El 11 de mayo, Márquez reapareció en un video y expresó su apoyo a Petro, con quien acordó iniciar negociaciones en febrero.
Márquez es "uno de los pocos jefes de la vieja guardia que quedan, con bases ideológicas fuertes", añadió Daza. Y esto "tiene peso y puede contribuir a que las negociaciones sean mucho más rápidas, mucho más efectivas" que las que abrió el gobierno con el ELN y la EMC.
La 'Segunda Marquetalia' cuenta con casi 1.660 combatientes, según cálculos de la inteligencia militar. Los analistas consideran que se trata de una guerrilla frágil en comparación con la disidencia del Estado Mayor Central, liderado por el conocido con el seudónimo de Iván Mordisco, que no firmó la paz en 2016, y el Ejército de Liberación Nacional.
El gobierno de Petro ha estado hablando con EMC desde octubre del año pasado, antes de que el grupo se dividiera en dos alas en abril. La parte de la guerrilla bajo el mando de Mordisco abandonó el proceso, mientras que el otro 50% permaneció en el diálogo.
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