Columnas
Apenas llegó a su final la temporada 2023 de la Fórmula 1 y los amantes de este deporte ya comenzamos a tener síndrome de abstinencia; la espera será muy larga, hasta marzo del 24, cuando el rugido de los motores (unidades de potencia para ser precisos) se vuelva a escuchar. El campeonato no fue nada emocionante dado el apabullante dominio ejercido por Max Verstappen, quien literalmente aplastó a sus rivales, empezando por Sergio Pérez, que nada pudo hacer para oponerse al neerlandés, salvo en las primeras cuatro carreras del campeonato, cuando se mantuvo prácticamente a la par del ahora tricampeón.
A partir del Gran Premio de Miami la caída en el rendimiento de Checo Pérez fue tan pronunciada, que aun antes del parón de verano todo estaba prácticamente decidido y no había dudas sobre quién sería el campeón. Se han alzado voces que aseguran que hubo un sabotaje de su propio equipo hacia el piloto mexicano; o bien, que Pérez es un piloto incompetente que sólo ocupa su monoplaza, gracias la lana del señor Slim. Ni uno ni otro tienen razón, veamos:
Es un hecho que, durante las primeras cuatro pruebas de campeonato, Checo se mantuvo muy cerca de Max, tanto en ritmo de carrera como en rendimiento general; si se revisa la telemetría y los tiempos por vuelta de uno y otro, apreciamos que eran casi idénticos, con diferencias mínimas entre ambos. Fue en ese momento cuando muchos soñaron (soñamos) con algo grande para el mexicano, pero hete aquí que fue una ilusión, pues vino después la debacle, un auténtico desastre que en cada carrera se hacía más y más grande. Entonces comenzó a circular la especie de que Pérez era un mal piloto, incapaz incluso de clasificar a la Q3 y ni hablar de lograr una pole o ganar carreras. Se decía, “si en lugar de Pérez estuviera Fernando Alonso, Charles Leclerc o Louis Hamilton, sí habría competencia en Red Bull”.
Si el equipo Red Bull saboteó a Checo Pérez debió ser éste el primero en exponerlo, pero lo hizo, de manera que debemos suponer que no fue así. Sin embargo, RB sí que cometió errores de estrategia y malos reglajes del monoplaza, que le costaron carreras y muchos puntos. También el propio piloto cometió errores y pifias que lo alejaron de la punta del mundial, todo fue una combinación de factores, cuyo único consuelo al final fue la obtención de un subcampeonato que, viéndolo fríamente, es muy poca cosa. Pero definitivamente Sergio sí es un excelente piloto que ha rendido muy bien en todos los equipos en los que ha militado. Los recursos financieros que lo respaldan son fundamentales, pero es por la calidad de su manejo que se mantiene en la máxima categoría del automovilismo y aún le quedan por delante dos o tres temporadas al máximo nivel, ni duda cabe de ello.
Entonces, ¿qué podemos esperar para el campeonato de 2024? ¿Podría Checo Pérez ser campeón del mundo? Por principio de cuentas esperamos que los rivales de Red Bull, principalmente Mercedes, Aston Martin y Ferrari, mejoren sensiblemente el desempeño de sus autos, que las evoluciones que implementen sean efectivas y les permitan retar y vencer al equipo austriaco, de otra manera volveremos a tener un campeonato aburrido y sin grandes emociones. ¡Ya basta de la fórmula Max!, quien, si bien es el mejor piloto del momento, dista muchísimo de poder equipararse con Senna, Prost o Schumacher por más récords que imponga. No debemos olvidar que el holandés tiene una muy buena prensa que lo ensalza por encima de su real calidad, especialmente en Europa, donde casi todos los medios, tradicionales y digitales, nos lo presentan como un dios del volante, un superdotado imposible de derrotar, lo cual desde luego no es, por más que sea un piloto de los grandes.
En cuanto a Checo Pérez se refiere, es triste decirlo, pero no será nunca campeón del mundo, puesto que no hay duda alguna de que el equipo Red Bull está construido completamente alrededor de Verstappen, que es, literalmente, como un pequeño dictador al que se le da todo aquello que exige, aun cuando no tenga razón. En la práctica hay un convenio no escrito en el que ambos, piloto y escudería, resultan ganadores; tú me das lo que quiero y yo te garantizo el campeonato, mientras que el otro piloto es el otro piloto, quien no cuenta mucho y llegado el caso es intercambiable (Ricciardo, Albon, Pérez). Basta con escuchar las constantes declaraciones, muchas de ellas ofensivas y cargadas de racismo del tal Helmut Marko, que sólo toma en cuenta a Verstappen, para entender la situación al interior de RB. Hay decirlo con claridad: en tanto Max Verstappen esté en el equipo austriaco, nadie podrá competir con él en igualdad de condiciones, llámese Pérez, Alonso o Hamilton, no nos engañemos. Sin embargo, en Sergio Pérez cabe la posibilidad de rebelarse ante dicha situación. A mí me encantaría verlo, tiene con qué hacerlo.