Columnas
Lo que la prensa llamó Un gesto cargado de simbolismo y sensibilidad pastoral, en realidad es una manera de hacer política desde el púlpito.
Con motivo de la Semana Santa el arzobispo primado de México, cardenal Carlos Aguiar Retes, al encabezar la Misa de la última cena, en la Catedral Metropolitana, realizó un acto lleno de significados políticos, ideológicos y partidistas haciendo caso omiso de la verdadera razón de estos actos, situación que debe también ser sancionada por las reglas del clero católico.
Este obsesivo crítico del gobierno protagonizó un acto eminentemente ideológico, por tocar casos y temas que representan un conflicto ideológico promovido por un sector muy definido de la población, y al mismo tiempo son una bandera política para la oposición: lavó los pies a madres buscadoras de personas desaparecidas, así como de migrantes venezolanos.
Entre esas personas: Brígida Ricardo Matilde, madre de Geovanni Benítez, desaparecido el 13 de octubre de 2006; María Claudia San Román Aguilar, madre de Reyna Karina, desaparecida en 2012; Rocío Méndez Chávez, madre de Sofía Lorena Meneses, vista por última vez en 2018.
El boletín enviado ofrecía datos sobre números de desaparecidos pero también comentarios: “En distintas regiones del país, colectivos de familiares recorren cerros, campos y fosas en busca de restos o señales de sus seres queridos, en un esfuerzo que muchas veces ocurre sin acompañamiento institucional suficiente“.
El clero arremete contra la Presidenta desde hace meses, la insistencia no radica sólo en diferencias políticas sino religiosas, el hecho de que haya sido educada dentro de una religión diferente no es motivo para la sistemática agresividad del clero. La política adoptada por la jerarquía católica ya no es sólo por cuestiones sociales sino con una carga evidente de antisemitismo.
El clero se mete en terrenos que desconoce y no puede comprobar su autenticidad, así como hay dudas sobre un verdadero apoyo oficial a las madres, también existen dudas sobre la veracidad en las intenciones de colectivos. El ejemplo de la madre buscadora, Cecy Flores, cuyos hijos desaparecieron por trabajar para el crimen organizado, debe darle advertir a los sacerdotes que nadan en aguas turbulentas.
La enemistad que tiene el clero mexicano con la Presidenta es una muestra de provocación política, que en México incluye influir en elecciones, actividad cotidiana y exacerbada, de tal manera que exige un castigo de acuerdo a las leyes de nuestro país.
Ante la primera amenaza de que los sacerdotes sean sancionados por participar abierta e impunemente en política, la clase media de derecha colocará el grito en el cielo señalando algo peor que la cercanía del infierno, la proximidad a la situación social de Venezuela, cuya realidad desconocen realmente.
La reiterada agresión de los sacerdotes católicos es una estrategia para golpear, golpear viene de golpe, al gobierno.