Cada 6 de enero, los países hispanohablantes celebran una de las tradiciones más arraigadas y esperadas del año: el Día de Reyes. Esta festividad, profundamente ligada al relato católico, conmemora la llegada de Melchor, Gaspar y Baltasar, los Reyes Magos que llevaron regalos al Niño Jesús
En muchos lugares, este día está lleno de magia para los niños, quienes esperan ansiosos los obsequios que "Sus Majestades" les dejan tras una noche de ilusión. Según Natalia Ramírez, colombiana residente en Barcelona, “en Colombia, siempre se hacen realizan cabalgatas por la calle, con gente disfrazada y con mucha música y baile, que no puede faltar”.
En países como México, Venezuela, Argentina y Uruguay, la tradición incluye cartas, pasto y agua para los camellos, y la icónica Rosca de Reyes en México. Rubén Sarabia, un mexicano que vive en Florida, recuerda: “Siempre lo recuerdo como un día que lo vivíamos con mucha ilusión, ahora trato de traspasar ese sentimiento a mis hijos”.
En el Caribe, las costumbres adquieren matices tropicales: en Puerto Rico, los niños recogen hierba para los camellos, mientras que en República Dominicana se realizan desfiles y actividades culturales. En regiones andinas como Perú y Bolivia, se integran elementos indígenas para agradecer por la cosecha, con ferias llenas de música y danza.
El historiador Francisco José Gómez explica que esta tradición tiene raíces en Oriente y se consolidó en Europa antes de llegar a América Latina, donde se enriqueció con influencias locales. Según Gómez, “junto a las fiestas de la Pascua, el día de Reyes es la fiesta más antigua del mundo occidental”.
Aunque los Evangelios canónicos mencionan poco sobre los Reyes Magos, sus nombres y simbología se consolidaron a través de relatos apócrifos y tradiciones populares. Gómez señala que “los reyes magos son los gentiles que reciben la revelación de Cristo y lo reconocen como Mesías”.
La festividad fue llevada a América Latina por los colonizadores españoles, adaptándose a las culturas locales y convirtiéndose en una parte esencial de las celebraciones navideñas. En contraste, en los países anglosajones la importancia del Día de Reyes es mínima, debido a restricciones históricas como las impuestas en el siglo XVII bajo Oliver Cromwell.
A lo largo del tiempo, la tradición ha sobrevivido y evolucionado, manteniéndose como un símbolo de fe, unión y cultura en las comunidades de habla hispana. La simbología de los regalos –oro, incienso y mirra– también resalta aspectos fundamentales del cristianismo: la realeza, la divinidad y el sacrificio de Jesús.
De esta forma, el Día de Reyes sigue siendo una festividad que une a las familias y comunidades, recordando el mensaje de solidaridad y esperanza que, siglos atrás, los Reyes Magos simbolizaron al llegar a Belén.