En junio de 1979, llegó un personaje que cambió la historia de la capital de Morelos: Mohammad Reza Pahlaví, el sha de Irán, que enfermo y exiliado tras el triunfo de la Revolución Islámica en su país, buscaba un lugar donde vivir con tranquilidad.
El sha arribó a México gracias a la intervención del gobierno y empresarios estadounidenses. El diario The Washington Post publicó en su momento que Henry Kissinger había presionado durante meses al gobierno del entonces presidente mexicano José López Portillo para que le diera la visa de residencia temporal al emperador y su familia.
David Rockefeller, entonces presidente del Chase Manhattan Bank, de Nueva York, también habría intercedido para que México emitiera el documento, con el cuál desafiaba una advertencia del flamante régimen islámico de Irán que consideraba como un acto de hostilidad en contra de su país el abrir las puertas al sha.
Por ello, una leyenda urbana indica que un día, desde un helicóptero, ametrallaron la casa del monarca persa en México, pero toda la información se ocultó.
Su presencia hizo que a Cuernavaca llegara gente de estados cercanos como Puebla y la misma capital que acudían a visitar el lugar sólo para ver al monarca y su familia a la distancia, pues las mesas cercanas generalmente eran ocupadas por su personal de seguridad que llegaba a distintas horas, pedía una bebida y se quedaba ahí mientras la familia estiraba sus almuerzos.
La cuenta de la familia siempre la pagaba uno de los guardaespaldas, y la del personal de seguridad la abonaba cada quien.
"Al ser una persona pública y de la política y en algunos lugares no bien visto, muchas veces optó porque le lleváramos la comida a su casa. Mi padre iba y le cocinaba allí. Siempre quería que se la sirvieran en sus platos especiales bañados en oro. Solamente podían entrar dos personas a la cocina, cocinarle y una persona de confianza se lo llevaba a la mesa", comentó Luigi Araujo.
El paso del sha por México dejó huella: en 2004, una mujer de nombre María Marcela Miltre, aseguró que ella y su gemela eran hijas de la actriz María Félix, una de las leyendas del cine nacional, y del monarca, a quien habría conocido durante su exilio. Pero nunca se comprobó.
Juan Aguilar
Información Infobae
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