Columnas
Clara Marina Brugada, reconoce la importancia del turismo para nuestra Muy Noble e Imperial Ciudad de México, aunque ha contribuido a envilecer a la otrora “Ciudad de los Palacios” y ahora “Ciudad Tianguis”, pues el Centro Histórico, está enfermo por incursiones de grupos organizados que se han apropiado de la mayor parte de nuestras plazas públicas, y digo nuestras, refiriéndonos a que los ciudadanos, con nuestros impuestos, cumplimos con el deber público de mantenerlas, y también de usarlas, es decir, darle el sentido de “plaza pública” (no mercado) al lugar donde la vida social se desarrolla, y a los capitalinos nos eleva el orgullo a la altura de un patrimonio universal con el que nos embelesamos, al disfrutar la magnificencia de una herencia que comprende al casco histórico más grande de América.
Existe una comunidad que se dice triqui, que efectivamente es una nación originaria, con una identidad majestuosa y que compone territorialmente parte del estado de Oaxaca. Un grupo de la nación triqui, que está asentada en la Ciudad de México, se ha convertido en parte cotidiana de enfrentamientos con autoridades del Centro Histórico, por la toma de varios lugares insignes que ellos usan tanto para vender productos como para hacer sus necesidades. A estos grupos los hemos observado arrojar gasolina a oficiales, como cuando una mujer se metió en la gasolinería de la esquina Insurgentes y Reforma, bañando a la multitud con el hidrocarburo. Sería interesante saber si esa persona ya se posesionó de un espacio público para lucrar con lo que nos cuesta a los ciudadanos.
Invito a los capitalinos a caminar por paseos, plazas y monumentos tomados, con los que esta gente lucra y corrobore una serie de cosas: ¿son triquis todos? Yo mismo he visto a una comunidad pluriétnica que incorpora muchos mestizos y hasta extranjeros ¿son artesanos? Puedo decir que uno que otro sí lo es, pero la mayoría ofrece una producción en serie -sí, igualita toda, con los mismos productos fabricados industrialmente- que más que ofrecer ganancia a la nación triqui, lo hace a la República Popular China, que lo mismo piratea sarapes de poliéster con el calendario azteca, que vasos tequileros de múltiples estampados ¿Dónde viven? Muchos sabemos que una buena cantidad de casas antiguas, catalogadas como patrimonio nacional, han sido ocupadas por estos grupos, que conjunto a una parte de la comunidad china, con la que se han dividido el Centro, atiborran edificios históricos como bodegas de contrabando. Sabemos que son agresivos y que se victimizan y extorsionan, utilizando convenencieramente las legítimas demandas sociales de nuestros hermanos indígenas. No son capaces de retirar la basura con la que degradan nuestra historia, a la que Clara Marina parece importarle muy poco y donde sus liderzuelos ambulantes, terminan siendo diputados.