Columnas
Una bancada dentro del Congreso, se conforma por un mínimo de cinco legisladores, de no completarse no puede llamársele bancada, ni fracción ni tiene representación de un partido en ese congreso más que como tribunos independientes; sin embargo, desde el inicio de la LXVII Legislatura, se le llama, por boca de propios y extraños, bancada priísta con sólo dos legisladores del PRI.
Es decir, no hay representación priista en el Congreso de Veracruz, a pesar de esto uno de los dos diputados locales, Héctor Yunes Landa, se autodenomina ridículamente coordinador de la bancada del PRI en el Congreso de Veracruz.
El PRI no existe en Veracruz para términos legislativos, carece de representación. Tiene registro para concursar electoralmente por presidencias municipales el próximo 1 de junio, pero no existe como parte del poder político en la entidad ni puede llamarse parte del gobierno, es una oposición dormida que sólo tiene derecho a despertar en campaña y en la jornada electoral.
La salida de dos diputados locales del Partido del Trabajo, obliga a ver la realidad del Congreso de Veracruz y llamarle por su nombre, no hay bancada de PT, que se queda con tres diputados, el PRI sólo tiene dos, por lo que tampoco hay bancada el PRI, de otra manera se estará engañando a la población que considera que ese partido tiene fuerza, sin tenerla.
La proximidad de las elecciones exige precisión y honestidad a los priistas y al resto de los partidos, en favor de la claridad electoral, que de por sí la derecha quiere complicarle la jornada electoral a quienes viven en comunidades alejadas, con rumores de violencia y de una supuesta complejidad en la boleta, como para que se les mienta sobre la existencia de un parido que, en realidad, no existe.
En la intención del voto, el PRI aparece en cuarto lugar en la mayoría de los municipios, y en algunos se coloca en quinto lugar, luego de Morena, MC, PAN y Verde que no formó alianza en todos los municipios con Morena.
Hay quienes aseguran que este partido es el nuevo PRI, pero el PRI nunca tuvo la fuerza que hoy tiene Morena, ni en sus mejores años.
La misma técnica utilizan en declaraciones, asegura que el PRI exige, el PRI presiona, el PRI critica, cuando en realidad son sólo unas cuantas personas que aprovechan el membrete, pero carecen de representación social; sin embargo, consideran que son la voz de millones, pero cada día son menos, acaban de renunciar 3 mil jóvenes en Puebla.
La fuerza real del tricolor fue alterada históricamente por fraudes y medios de información incondicionales, ni siquiera los priistas supieron, con precisión, la dimensión de su fuerza. El PRI no existe. Es un fantasma que no tiene conciencia de su muerte.